El Baco: la escultura que inaugura su competencia como escultor
La escultura de la Antigüedad clásica y el Renacimiento italiano
El Cupido Miguel Ángel y la imitación de la Antigüedad
La colección de antigüedades del Cardenal Riario y Miguel Angel
Una estatua para desafiar la colección del cardenal
La estatua del dios Baco de Miguel Ángel Buonarroti
El Baco y la vitalidad del Humanismo
¿Dónde está el Baco de Miguel Ángel?
Libros de mitología para entender el arte del Renacimiento
Reproducciones del Baco de Miguel Ángel
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El Baco: la escultura que inaugura su competencia como escultor
La estatua del dios del vino Baco de Miguel Ángel lleva al autor a entrar en la madurez de su producción. Con 21 años y después de una serie de esculturas de formación en Florencia y las que realizó en Bolonia, se puede decir que el Baco marca el paso al joven Michelangelo para convertirse en un escultor competente, capaz de igualarse con el resto de los artistas italianos de su tiempo.
La escultura de la Antigüedad clásica y el Renacimiento italiano
Para hablar de la escultura del Baco, primero hay que pararse en el amor por la estatuaria antigua que existía entre los círculos más cultos del Quattrocento italiano.
Los artistas tenían los referentes de las estatuas romanas en mármol, que estudiaban, imitaban y querían superar con sus producciones contemporáneas. Y no bastaba con las piezas que se conservaban, bien en torno a los monumentos y ruinas romanas, bien en las colecciones privadas. Los artistas, así como los refinados amantes de la Antigüedad, querían encontrar nuevas obras de arte en las excavaciones que se multiplicaban por el suelo italiano.
En este contexto, los más prestigiosos coleccionistas de arte antiguo estaban deseosos de completar sus fondos artísticos con nuevas obras procedentes de la herencia latina. En Florencia el Humanismo había alentado desde principios de siglo XV el estudio de la Antigüedad en ruinas, documentos y estatuas.
Esta tendencia que pedía la tenencia de arte antiguo se extendió por el resto de la península itálica. Y creó un auténtico mercado de obras romanas con centro en Roma, que incluso se alimentaba de falsificaciones creadas por escultores contemporáneos del Renacimiento.
El Cupido Miguel Ángel y la imitación de la Antigüedad
Miguel Ángel había llegado a Florencia en 1495 después de unos años alejado de su ciudad natal. Eran los años en los que el fraile dominico Savonarola combatía el clasicismo y el humanismo desde el púlpito, ejerciendo mucha influencia entre los ciudadanos. Se abría una etapa en la que se apostaba por el rigorismo cristiano y no por la admiración de la Antigüedad clásica.
No obstante, el joven Michelangelo Buonarroti continuó con su pulso con los escultores de Roma y Grecia. Una de las esculturas que creó en estos años fue un Cupido dormido, un tema que era muy popular entre los maestros de la Antigüedad clásica.
La estatua está hoy perdida y nos tenemos que fiar lo que dicen las fuentes de ella. Porque parece ser que estaba tan lograda que podía pasar por una escultura de la época romana. Lo era tanto que alguien cercano a Miguel Ángel, o quizá el mismo escultor, la hicieron pasar por antigua. La envejecieron y la enterraron, ofreciendo el aspecto de un objeto que llevaba siglos bajo tierra.
Como la ascética Florencia de Savonarola no era el mejor lugar para mostrar una nueva pieza arqueológica de la Antigüedad, el fraude se gestó en Roma, una ciudad que dejaba de exportar sus ruinas. Porque aparecían poderosos coleccionistas vinculados a las cortes pontificias, deseosos de adquirir obras de la Ciudad Eterna e incluso de otros puntos geográficos.
La colección de antigüedades del Cardenal Riario y Miguel Angel
La estatua de Cupido de Miguel Ángel llegó hasta el cardenal Raffaele Riario, un florentino que tenía una de las mejores colecciones de arte en Roma. Por el Cupido, que se creía una gran escultura de la Antigüedad, se pagaron 200 ducados, cuando una obra de un escultor contemporáneo se vendía por unos 15 ducados.
La obra entró en la casa del cardenal Riario como una pieza excepcional y pronto adquirió mucha fama. Tanto éxito que Miguel Ángel Buonarroti decidió desvelar la procedencia del Cupido y reclamar la diferencia de dinero que le correspondía.
El cardenal, enfadado por el engaño, también exigió la devolución del dinero. Y pagó la escultura según los criterios económicos de su tiempo, no como si fuera una antigüedad.
Una estatua para desafiar la colección del cardenal
El cardenal Raffaele Riario era un entendido de arte. Así que, una vez resarcido del embuste, quiso atraer todo el potencial que vio en el arte de Michelangelo para sí. Invitó al prometedor escultor de poco más de 20 años a su refinada corte romana, donde coincidían algunos de los intelectuales más destacados de la ciudad papal en torno a su espectacular conjunto de estatuas clásicas.
Miguel Ángel Buonarroti observó cada una de las piezas de la recopilación de antigüedades de su anfitrión, admirado por la calidad que había en ellas. El cardenal Riario lo desafío entonces a crear una obra nueva, inspirada en el modelo de la Antigüedad clásica. La respuesta fue el Baco.
La estatua del dios Baco de Miguel Ángel Buonarroti
Baco es una estatua de tamaño natural que encaja perfectamente en el espíritu del clasicismo. Aparece el dios del vino desnudo, con la iconografía habitual: racimos de uvas en su cabello y una copa que ofrece al espectador, después de un trago y antes de otro. En la otra mano lleva un recipiente con más uvas, que son mordidas por un pequeño sátiro con piernas de cabra que las come a espaldas del dios.
Michelangelo Buonarroti se vale del recurso clásico del contraposto, empleado desde los tiempos del escultor griego Policleto: así se genera la estabilidad del cuerpo del Baco, con una pierna activa, que soporta el peso, mientras la otra se relaja; en los miembros superiores, el brazo de la copa está activo, en el lado contrario del soporte, mientras que el otro brazo está inactivo, sosteniendo la bolsa de las uvas.
El contraposto permite que la figura sea creíble. Porque el dios del vino está de pie, pero con paso titubeante, con su torso girado y la espalda llevada un poco hacia atrás; seguro que debido a los efectos del vino en su organismo.
Las proporciones y formas son clásicas. A pesar de que hay un punto de vista frontal principal, Miguel Ángel crea una escultura que se puede ver desde diferentes lados: el giro del pecho a un lado y la cabeza hacia otro así lo permiten. Al igual que la existencia del sátiro de detrás de Baco, que nos obliga a rodear la figura.
El Baco de Miguel Ángel tiene una perfección cercana al natural, a la que se añade una humanidad divinizada que supera a la propia Naturaleza. La superficie de los músculos es redondeada, alejada de la rigidez de los modelos de la Roma Antigua. La transición muscular es continua, casi imperceptible, pero a la vez se marca la tensión en las articulaciones activas y se aprecia la relajación en los miembros distendidos, superando a la estatuaria clásica. Aquí están reflejados los estudios anatómicos con cadáveres de Miguel Ángel en Florencia.
El Baco y la vitalidad del Humanismo
El Baco de Miguel Ángel representa a un joven adolescente que todavía no es un hombre madura, bien formado pero todavía sin la robustez de músculos totalmente adultos: los pechos, los hombros y el abdomen están redondeados con una sensualidad ambigua, que remite también a lo femenino.
La expresión del Baco es despreocupada y auténtica, lleva la juventud en su rostro, con la vitalidad de cada uno de sus actos, incluso el de beber y disfrutar de los placeres de la vida.
Con el Baco Miguel Ángel celebra el espíritu pagano que promovían los intelectuales y los artistas del Humanismo y el Renacimiento, que convivía perfectamente con el cristianismo. Los mitos clásicos, el arte de los escultores grecolatinos y los placeres estéticos revivían en este período.
Miguel Ángel había conseguido igualarse e incluso superar a los clásicos. Su Baco lucía en un lugar privilegiado de la colección del cardenal Riario en Roma, en paralelo a los grandes objetos que había adquirido a lo largo de los años.
Además, el Baco de Miguel Ángel permite recibir nuevas enseñanzas para su futura producción escultórica. El David que comenzará en 1501 en Florencia no se explica sin la aparición de esta figura mitológica.
¿Dónde está el Baco de Miguel Ángel?
Hoy el Baco de Michelangelo Buonarroti se encuentra en el Museo Bargello de Florencia.
En esta institución cultural florentina se pueden visitar otras obras de Miguel Ángel, como son el Busto de Bruto, el Tondo Pitti y la escultura del Apolo o David.
Libros de mitología para entender el arte del Renacimiento
El Renacimiento va recuperar el panteón mitológico de la Antigüedad clásica de Grecia y Roma. Los artistas recreaban las historias que habían leído en las Metamorfosis de Ovidio, intentando compararse con los escultores clásicos.
Igual que hizo Miguel Ángel con sus obras, como esta que hemos visto, el Baco.
Llamamos Baco al dios del vino en la mitología romana. Si escogemos la mitología griega, el personaje es conocido como Dionisio.
Como en todas las historias mitológicas, la genealogía de los personajes y sus peripecias son muy complejas. En el caso de Dionisio-Baco, es un dios olímpico hijo de Zeus y Sémele, aunque hay algunas versiones que lo colocan como hijo de Zeus y Perséfone.
Para conocer más acerca de las genealogías de los dioses de Grecia y Roma, que ayudan a interpretar mejor la iconografía del arte, existen algunos buenos manuales.
El mejor de ellos es el Diccionario de mitología griega y romana de Pierre Grimal. Este manual acompaña a los profesores y estudiantes de Universidad en varios campos del saber.
Para leer un libro más ameno y menos de consulta académica, está perfecto el siguiente: El gran libro de la mitología griega: basado en el manual de mitología griega de H. J. Rose, de Robin Hard.
Si lo que queremos es conocer varias mitologías del mundo y no sólo la grecolatina, uno de los libros más valorados es éste: Mitología: Todos los mitos y leyendas del mundo. Por sus páginas se desvelan los mitos y leyendas de los cinco continentes.
Reproducciones del Baco de Miguel Ángel
Le empresa Kunst für Alle se dedica a realizar cuadros de pared con reproducciones de obras maestras en alta calidad. Es toda una referencia en el mercado en pósters artísticos y cuadros que imitan en varias medidas las piezas de los grandes maestros.
En su catálogo se pueden descubrir reproducciones de obras de Caravaggio, Veronese, Picasso, El Greco…Y, como no, de Miguel Ángel.
El Baco de Michelangelo Buonarroti está dentro de la colección de reproducciones. En este caso, es una fotografía en alta calidad de la escultura florentina. Se presenta en un cuadro de diferentes medidas con un marco realizado a mano.
Por otro lado, también se puede encontrar una reproducción escultórica del Baco de Miguel Ángel hecha a mano por expertos artesanos capacitados. Las dimensiones son de 34 centímetros de alto, 12 centímetros de ancho y un peso de 1400 gramos. Se embala con todas las garantías de seguridad, ya que es una pieza escultórica frágil.