La Galleria de la Academia y los Esclavos de Miguel Ángel
Los Esclavos de Miguel Ángel de Florencia permanecen en segundo plano en la Galleria dell’Accademia frente al monumental David. Sin embargo, se tratan de unas excelsas esculturas que transmiten en su superficie del non finito la perfecta evolución del arte de Michelangelo Buonarroti.
La tumba de Julio II: un monumento para el Papa del Renacimiento
Julio II fue el papa que se atrevió a derribar la basílica paleocristiana de San Pedro del Vaticano. El arquitecto Donato Bramante se encargaría de levantar un nuevo edificio en el lenguaje contemporáneo, que los historiadores del Arte denominarían Renacimiento pleno. Se trataba de una construcción monumental, inspirada en la arquitectura de la Antigüedad, pero que la superaba en magnificencia.
Bajo la enorme cúpula clásica, el Papa tendría su tumba, como digno heredero de San Pedro. Su idea era la de un túmulo enorme, de gran altura y complejidad, con un programa escultórico desarrollado en las cuatro caras. Y la figura del Papa en la parte superior. Si la fábrica de San Pedro la tenía que dirigir el mejor arquitecto de su tiempo, Bramante, el monumento funerario del papa tenía que ejecutarlo el gran escultor del momento. Así se contrató a Miguel Ángel para este proyecto en 1505.
Sin embargo, las diversas vicisitudes del papado y los demás encargos de Miguel Ángel, como fue el techo de la bóveda de la Capilla Sixtina, hicieron retrasar la tumba. Tanto, que el papa Julio II falleció en 1513 sin que el artista florentino pudiera cerrar un diseño definitivo.
Los herederos del trono papal no continuaron con la idea original. Probablemente les parecía inadecuado realizar una tumba de un pontífice que no era de su familia en el lugar principal de la mayor iglesia del catolicismo.
Así que hubo que cambiar el proyecto original y satisfacer a la familia de Julio II. Ahora con un monumento funerario más pequeño, adosado a una pared de la iglesia de San Pietro in Vincoli.
Las primeras esculturas: los Esclavos del Louvre
En 1513 la familia De la Rovere, heredera del papa Julio II, presionó a Miguel Ángel para acabar la tumba del pontífice de su dinastía.
El genio del Renacimiento creó nuevos diseños para el proyecto, que debía incluir más de 40 estatuas de mayor tamaño que del natural. De ellas realizó, al menos, tres esculturas y quizá otras dos más, las de la Sibila y el Profeta. Una, el Moisés que luce en uno de los nichos del monumento fúnebre del papa. Esta escultura, por cierto, podría estar abocetada en gran parte y quizá se acabó en 1545, como indican algunos nuevos estudios. Las otras dos son las estatuas de dos esclavos, que decorarían la parte inferior de la tumba. Se tratarían del Esclavo moribundo y del Esclavo rebelde, hoy conservados en el Museo del Louvre de París.
Estas esculturas de Esclavos o Prisioneros son las únicas realmente acabadas del conjunto de seis que se conservan. La situación en la base del monumento de los denominados por Miguel Ángel Prigioni, que podemos traducir como Cautivos o Prisioneros, podría ayudar a entender su significado. Hay quien los ve como las provincias subyugadas por el para Julio II, aunque es más creíble que sean la representación de las artes liberales. Porque, con la muerte del pontífice, las artes quedan prisioneras, ya no tienen un mecenas que las libere.
El Prisionero rebelde y el Prisionero moribundo están perfectamente acabados. Por un lado, el Esclavo moribundo es uno de los grandes ejemplos del carácter pagano de comienzos de siglo XVI en Roma. Su sensualidad y suavidad se equilibra con la búsqueda de la expresión intensa de los sentimientos, influida por el sentimentalismo teatral del Laoconte. Por otro lado, el Esclavo rebelde presenta una musculatura real, con una anatomía visible en el movimiento tenso de la figura. Es una belleza dinámica, con un toque de idealización y abstracción. Lástima que una veta del mármol atraviesa parte del rostro y del torso.
La escultura non finita de San Mateo
Todas las obras de escultura de Miguel Ángel: proceso creativo
Todas las obras de Miguel Angel en Florencia
Una segunda oportunidad para Miguel Ángel de ejecutar la tumba de Julio II
En la década de 1520, unos años después de entregar a los De la Rovere los dos primeros Esclavos, continuó con el trabajo en los actuales Esclavos de Miguel Ángel de Florencia, que ya se entregaría fuera del plazo convenido.
Seguía adelante a idea de unas esculturas influidas por aquellas de cautivos que se veían en los monumentos triunfales romanos como botín de guerra de los emperadores. Quizá la lectura inicial de los Prisioneros como representaciones de las artes se combinase con la del papa Julio II como defensor de la Iglesia Católica.
Las esculturas que hoy alberga el Louvre, con los Esclavos acabados, ayudaron a Miguel Ángel a corregir algunos aspectos que se había encontrado en su ejecución. Los bloques de estas dos figuras tenían el tamaño justo y le impedía al escultor ejecutar modificaciones sobre el proyecto inicial. No se trataba sólo de una cuestión de creatividad, sino de evitar las impurezas del material. Porque cuando encontró la mácula del mármol en el Esclavo rebelde no tuvo capacidad de maniobra para corregirla.
Por tanto, para las nuevas cuatro esculturas de Esclavos de la Academia de Florencia, escogió unos bloques de piedra de mármol de Carrara más grandes. Así, si había algún defecto, podría resolverlo accediendo a más materia. Todas las estatuas están inacabadas, uno de los grandes modelos de la técnica del non finito de Michelangelo Buonarroti.
Mientras que los Prisioneros del Louvre son jóvenes, los Esclavos de Miguel Ángel de Florencia representan unos hombres con más edad. Quizá el propio artista se veía reflejado en sus obras y evolucionaba con ellas, presentando un cuerpo cargado de dolor, de experiencias y de años. Los Prisioneros parece que se liberan de la piedra, luchando contra su destino opresor. Así se puede exaltar la vitalidad de la anatomía, la belleza del movimiento, la fuerza muscular y la potencia. Son guerreros potentes, que han ganado pequeñas victorias transitorias en la vida, pero que acaban superados por esta. Se resisten al destino de la piedra, no necesitan de correas como los del Louvre para indicar que están aprisionados.
El prisionero o Esclavo Joven de Miguel Ángel
Esta estatua está entre los Esclavos de Miguel Ángel de Florencia más acabados. También son los que tienen un mayor parecido con otras obras contemporáneas. Se trata de las figuras masculinas de la Capilla Médici en Florencia, uno de los grandes conjuntos artísticos y escultóricos realizado por Michelangelo en su ciudad.
El prisionero o Esclavo Joven de Miguel Ángel está de pie, sostenido por una pierna recta. El otro miembro se dobla y se proyecta hacia adelante, ya que el pie debería estar apoyado en un peldaño o algún punto que todavía no se adivina en la masa del bloque. Prácticamente toda la parte anterior está acabada. La figura hace una especie de forma de ese en su movimiento retorcido, con una mano detrás de la espalda y otro brazo que sube por encima de la cabeza. El rostro queda abocetado en el espacio que deja enmarcada la doblez del brazo.
El prisionero o Esclavo Barbudo de Michelangelo
El Esclavo Barbudo forma parte de esta familia de obras contemporáneas de Florencia, como se citó anteriormente. Junto con el boceto del esclavo que se despierta es el que podemos decir que tiene una edad más avanzada, a pesar de su cuerpo musculoso.
El movimiento es similar al del Esclavo joven, pero en espejo. De hecho, parece que esté haciendo la misma acción de rebelarse de su cautiverio, pero en un momento anterior. Porque, aunque dibuja una sinuosa ese, todavía no está en la agitación de levantar su codo sobre la cabeza.
Aquí la masa pétrea está casi retirada de todo. Sólo queda piedra en las manos, otra parte aprisiona los pies y la cabeza está rodeada de mármol, como un tondo sobre una figura. El non finito de la cabeza la relaciona con las figuras de la Capilla funeraria de los Médici en Florencia.
El prisionero o Esclavo despertándose de Miguel Ángel
El prisionero o Esclavo despertándose ha quedado prácticamente como un relieve, ya que la figura emerge de la piedra sólo por una cara. Recuerda al San Mateo de Miguel Ángel, que dejó inacabado unos veinte años antes de la realización de los Esclavos.
A pesar del non finito y de la falta de ejecución en el final de las extremidades, la agitación de la figura hace que seamos capaces de ver toda la figura. El torso está prácticamente rematado y es el centro en calma desde el que se mueve toda la anatomía. Hay una pierna recta, como soporte. La otra se cruza por delante y por encima de la rodilla, en un gesto muy abierto. El brazo derecho se pierde dentro del mármol desde el codo y quizá se esconda detrás de la espalda, como en sus compañeros. El otro brazo se levanta y se dobla hacia la cabeza, pero aún no se enmarca. La cabeza crea una diagonal subiendo hacia atrás y a la izquierda, mostrando un cuello poderoso.
El prisionero o Esclavo atlante, el non finito de Miguel Ángel al extremo
El último de los Esclavos de Miguel Ángel de Florencia es el Esclavo atlante. El bloque de mármol está presente en su forma de cubo y dentro, literalmente, está la escultura. Michelangelo no retiró apenas la piedra que sobra entre las piernas, que ya están bien esculpidas. Tampoco se ha eliminado el gran trozo de mármol sobre su parte superior, donde habría que definir la cabeza.
Con todo, se aprecia esa figura serpentinata donde una pierna se quiere cruzar ante la otra. Un brazo va en la otra dirección, creando múltiples puntos de vista, incluso para una escultura como esta que iba pegada a una pared.
La técnica escultórica de Miguel Ángel en los Esclavos de la Academia
Los Esclavos de Miguel Ángel de Florencia resumen la espectacular técnica escultórica del artista renacentista. Era capaz de afrontar las esculturas directamente, sin ir retirando poco a poco las capas sobrantes. Miguel Ángel llegaba a la figura sin importar que la masa de piedra todavía estuviera allí, un modo de actuar que no se había visto antes ni se verá después en la Historia del Arte.
Esta técnica le permitía, como se dijo con anterioridad, la posibilidad de cambiar los detalles intermedios y finales de las esculturas. Por ejemplo, en el Esclavo Atlante la cabeza tendría todavía muchas formas de ejecución, ya que no había desarrollado el cuello, que indicaría su movimiento.
Por otro lado, el uso de las herramientas del escultor, como el escarpelo, el puntero y las gradinas, es magnífico. Con el escarpelo y las gradinas creaba efectos táctiles, gradaciones sobre la piedra como dibujadas. Así se conseguían efectos visuales, las estatuas cobraban vida. Incluso cuando estaban incompletas, cuando el non finito es más que evidente.
Los Esclavos de la Galería de la Academia de Florencia son un ejemplo de que Miguel Ángel probablemente valoraba este efecto de inacabado como algo estético. Algo que adelanta al genio del Renacimiento más de tres siglos, si lo comparamos con los demás maestros de la Edad Moderna y Antigua.
Para visitar la casa de los Esclavos de Miguel Ángel tenéis aquí arriba estas guías de la Galleria de la Accademia de Firenze. Además, podéis reservar vuestra entrada para la Galería de la Academia de Florencia en su web.