La estatua del Moisés de Miguel es una de las más famosas de la producción artística del genio florentino. La gigantesca imagen del profeta, a pesar de estar sentado mide 2,35 metros.
Esta escultura de Michelangelo está en la tumba de Julio II en la iglesia de San Pietro in Vincoli de Roma. Es una de las obras de Miguel Ángel que se pueden ver gratis en Roma.
Una obra para la tumba de Julio II
¿Por qué el Moisés de Miguel Ángel tiene cuernos?
La escultura del profeta Moisés: monumentalidad y técnica del Renacimiento
La inspiración artística del Moisés de MIchelangelo
El profeta de la terribilità de Miguel Ángel
La teoría del segundo Moisés de Michelangelo
Los cambios de la escultura de Miguel Ángel
La leyenda del Moisés de Michelangelo Buonarroti
Reproducciones del Moisés de Miguel Ángel
Una obra para la tumba de Julio II
En 1505 el papa Julio II había encargado a un joven Miguel Ángel la creación de un sepulcro monumental. Tras varias vicisitudes y tres proyectos, la tumba se concluyó en 1545, con un sentido totalmente diferente al que había planteado el pontífice. De una estructura exenta de varias alturas con decenas de figuras se pasa a otra pegada a una pared con sólo siete esculturas, y no todas realizadas por el cincel de Michelangelo.
Por desgracia, no se conserva mucha información de la tumba original de Julio II. En esta composición gigantesca habría un registro superior con cuatro figuras sentadas de tipo exento. Se cree que estas serían Moisés y San Pablo, que habían recibido la revelación divina; y las personificaciones de la Vida activa y la Vida contemplativa. Como habrían de verse desde un lugar inferior, el tamaño de las esculturas sería más grande del natural.
Con todo, en el período de 1513-1516 en que Miguel Ángel trabajó intensamente para el proyecto, la escultura del Moisés ya formaba parte del conjunto. En su taller de Roma, el artista florentino esculpía este profeta junto con los Esclavos del Museo del Louvre que irían colocados en el basamento arquitectónico del túmulo. Otras figuras que podrían estar siendo esbozadas en ese momento serían la Sibila y el Profeta y puede que alguna otra escultura de la que hoy no tenemos noticia.
¿Por qué el Moisés de Miguel Ángel tiene cuernos?
La iconografía representada es la de Moisés con las Tablas de la Ley en su lado derecho. Sobre la cabeza tiene los cuernos típicos de este profeta. ¿Por qué tiene el Moisés unos cuernos en la cabeza? Se debe a una mala traducción del hebreo del libro del Éxodo de San Jerónimo. En el texto religioso se dice que Moisés bajó del monte Sinaí emanando rayos de luz, otorgados por Yaveh. Parece ser que la palabra “luz” y “cuerno” suenan parecido en hebreo y el traductor de la Vulgata escogió el segundo término, que se manifestó así en las representaciones artísticas del personaje bíblico. También hay autores que defienden que sólo Jesucristo podía tener una luz divina, por lo que se dejó a Moisés con sus cuernos en la cabeza.
La escultura del profeta Moisés: monumentalidad y técnica del Renacimiento
El artista del Renacimiento creó una escultura monumental, inmensa y sobria, a pesar de su posición sentada. Su situación actual, dentro de una estructura arquitectónica muy rígida y estrecha, comprime el volumen expansivo de la fuerza anatómica del Moisés. También la colocación en una altura baja hace que este personaje bíblico parezca inmenso, aunque, por otro lado, sea más fácil contemplar cada detalle.
El Moisés está en posición sedente sobre un bloque cúbico regular que se asoma bajo los ropajes. El pie derecho está posado en tierra, mientras que la pierna izquierda retrocede, apoyando la punta del pie y haciendo resbalar los dedos por fuera del pedestal de la escultura.
El torso está prácticamente frontal y la cabeza se gira hacia su izquierda. El brazo izquierdo se relaja sobre su propio regazo y el derecho sostiene las Tablas de la Ley en un complicado gesto, apoyándolas con la muñeca, mientras que la mano recoge entre sus dedos la compleja y larga barba que baja hasta el ombligo.
La técnica escultórica es sensacional, con un uso magistral del trépano en los huecos de los paños y, especialmente, en todos los cabellos de la parte superior de la estatua. Vasari admiraba la técnica de Miguel Ángel en la barba, de la que decía que era más una obra de un pincel que de un cincel. La superficie del mármol está perfectamente pulida, ofreciendo unas cualidades increíbles que redundan en el realismo.
La estatua del Moisés viste una camisa holgada sin mangas, que muestra la musculatura de los brazos y revela la monumentalidad del torso, sin insinuarla como en otras obras, como el San Mateo inacabado. Sobre las piernas cae un enorme exceso de paños, casi inexplicable, que enmarcan la pierna derecha y señalan los muslos y rodilla del lado izquierdo, marcando el movimiento. Los pies portan unas sandalias que dejan ver la tensión en el empeine y los dedos.
La inspiración artística del Moisés de MIchelangelo
Michelangelo trasladó algunas ideas desarrolladas en los profetas de las pinturas al fresco del techo de la Capilla Sixtina a la escultura del Moisés. La composición de figuras grandiosas sentadas, que ocupan todo el espacio, se repite en ambos trabajos artísticos. Otra de las esculturas que sin duda inspiró a Miguel Ángel Buonarroti fue el San Juan Bautista del maestro del Quattrocento Donattello, ejecutado entre 1410 y 1415. También la escultura clásica de la Antigua Roma, el Torso Belvedere, con su fuerza anatómica en la posición de sentado, es una influencia evidente. La posición de las piernas recuerda a la del Profeta Isaías de Rafael, que el pintor renacentista creó en 1511-1512 y que fue elogiado por Miguel Ángel. Por último, la fuerza interna de la pieza arqueológica del Laoconte, encontrada en Roma en 1506, fue providencial para la producción artística del escultor florentino.
El profeta de la terribilità de Miguel Ángel
Hay muchas interpretaciones del momento que materializó Michelangelo en el mármol. Una de las más famosas es la del fundador del psicoanálisis, Sigmund Freud. En el ensayo Moisés de Miguel Ángel de Sigmund Freud, se imagina al profeta llegando al campamento de los israelitas tras bajar del monte Sinaí. Ha visto la traición a Yaveh de sus compañeros, su poca fe al adorar el becerro de oro que han creado. Moisés se contiene, está a punto de arrojar las Tablas de la Ley con los Diez Mandamientos, atacado por la escena de idolatría del pueblo hebreo al que guía.
Esta interpretación de Freud del Moisés de Miguel Ángel responde a una sensibilidad como espectadores. El profeta no deja indiferente a nadie, hay una sensación de vida, de inquietud interna. Provoca una expectación en quien lo observa. Hay una vitalidad e intensidad espiritual, la llamada terribilità, el término que utilizaron los contemporáneos para las obras de Michelangelo Buonarroti.
La mirada del Moisés es sobrehumana, del mundo de la divinidad, parece que tiene vida. Es perfecta para un guía del pueblo judío por el desierto, es ideal para decorar la tumba de un papa que dirige la Iglesia católica.
La teoría del segundo Moisés de Michelangelo
La historiografía tradicional fecha el Moisés de Miguel Ángel entre 1513 y 1516. Sin embargo, en el siglo XXI han aparecido unas teorías que retrasan la autoría hasta 1542, defendidas fundamentalmente por Christoph L. Frommel y el restaurador Antonio Forcellino.
Según esta tesis, Michelangelo Buonarroti había esbozado el Moisés entre 1513 y 1516. En 1542 retoma la escultura, pero decide cambiar la figura de postura, aún estando bastante avanzado el trabajo en el bloque.
Parece que la escultura original miraría de frente y tendría los pies juntos, como la Sibila de Cumas de la Capilla Sixtina. Quizá por motivos puramente artísticos, quizá por la situación definitiva del Moisés, Miguel Ángel efectuó la alteración del movimiento del profeta. Con el giro de la cabeza hacia la izquierda y ligeramente hacia arriba, hasta el rostro llegaba la luz de una ventana, que se volvió a abrir en 2017 tras siglos tapada. En la restauración de comienzos de siglo XXI se observó que la superficie del mármol tenía diferentes efectos: estaban creados para reflejar la luz y crear un efecto espiritual en el Moisés.
Los cambios de la escultura de Miguel Ángel
La nueva postura con la pierna hacia atrás y la cabeza hacia un lado permitía una nueva espacialidad de la escultura y contribuía al movimiento interno, a la terribilità de Michelangelo. Los cambios en la estatua de Roma son observables en detalles como los siguientes. La rodilla izquierda es más pequeña que la derecha y el pie tiene que retrasarse, en busca de lo que quedaba del bloque de mármol en ese lugar. La barba, que se tenía que corresponder a una cabeza frontal, ocupa ahora el lado derecho del cuerpo, dejando el izquierdo prácticamente vacío ante la escasez de piedra. Para resolver este aspecto la mano toma los mechones de pelo, en una solución efectista, aunque poco realista, si lo pensamos bien.
Si miramos el cuello desde el hombro izquierdo parece rígido, mientras que el lado derecho el movimiento está perfectamente resuelto. En la cabeza, los cuernos no son simétricos ante la falta de material, mientras que la nariz del primer Moisés podría ser parte del poderoso pómulo del personaje bíblico.
La leyenda del Moisés de Michelangelo Buonarroti
La fascinación técnica del Moisés de Miguel Ángel se materializó en una estatua llena de vida. Una anécdota hace ver al autor renacentista exigiendo a su obra que hablase, debido a su perfección. Vasari explica que los judíos de Roma acudían a ver el Moisés cada Sabbat.
Sin duda, al propio dominio técnico de la escultura había que sumar otros efectos, como el de la luz que llegaba al rostro del Moisés. Miguel Ángel se adelantaba a los arquitectos y escultores del barroco, como la Santa Teresa de Bernini, introduciendo la luminosidad en los grupos escultóricos.
Reproducciones del Moisés de Miguel Ángel
En la página web de Amazon existen tres réplicas del Moisés de Miguel Ángel con las que disfrutar del arte en casa.
Una es una pequeña figura de bronce de LOSAYM que copia al Moisés de Michelangelo, imitando su terribilità. La otra está replicada por la marca Paben, con una escultura de Moisés en resina de 18 centímetros. La última es de la empresa SDBRKYH, 26 centímetros de profeta realista creado en latón.