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El arte de Miguel Ángel Buonarroti

La Piedad de Miguel Ángel en el Vaticano

La Piedad de Miguel Ángel es la obra maestra que abre las puertas de la fama al escultor florentino.

Tras la realización de la estatua del Baco, donde competía y superaba a los antiguos escultores de la antigüedad clásica con un tema mitológico, tocaba un nuevo reto para el artista Miguel Ángel. Si la pieza anterior había sido esculpida para el cardenal Riario de Roma, ahora le tocaba ejecutar una nueva obra para otro miembro de la curia pontificia.

El cardenal francés Jean de Bilhères-Lagraulas, también conocido como Groslai era el nuevo cliente de Michelangelo Buonarroti. El sacerdote había ocupado el cargo de abad de Saint Denís, la importante abadía que dio origen a la arquitectura gótica a las afueras de París, por lo que también recibía el nombre de Cardenal de San Dionigi.

Quería una figura de la Piedad para decorar su tumba.

El tema de la Piedad en el arte de Europa

La Piedad representa la escena en la que la Virgen María recoge en su regazo el cuerpo muerto de Cristo, recién descendido de la Cruz.

Esta iconografía religiosa tenía una larga tradición en el norte de Europa. En Alemania se conoce como Vesperbild, ya que se supone que la melancolía de la tarde es el mejor momento para su contemplación. Mientras el sol desaparecía hasta el día siguiente, la concentración en la maternidad desgarradora de la Virgen y Cristo era una mezcla de dolor y belleza.

En el contrato el cardenal francés especifica el significado de la Piedad, ya que no era un grupo artístico muy relevante en Italia. En el país existían muy pocos modelos de Piedad, especialmente en Ferrara y Bolonia. Miguel Ángel podía haber conocido las esculturas de Niccolò dell’Arca en San Domenico de Bologna. Pero sobre todo había mucha pintura con esta escena de la Pasión de la Madre e Hijo, como los cuadros de Cosme Tura y Ercole de Roberti. En Florencia también había ejemplos de la Piedad en pintura: el grupo de Perugino de 1495 conservado en la Galleria degli Uffizi; y dos versiones de Botticelli, de la época en la que abandonó los cuadros mitológicos motivado por la religiosidad ascética de Savonarola.

Pero, como se puede observar, apenas hay ejemplos de escultura. Miguel Ángel crearía una Piedad totalmente nueva en el sur de Europa. Tenía que ser una obra maestra que lo elevara a los altares de los genios.

El mármol de Carrara y la escultura de Miguel Ángel

En estos años de juventud de finales del siglo XV, Michelangelo era todavía un artista desconocido. Había trabajado en algunos proyectos personales en Florencia y en Bologna, pero le faltaba ejecutar esa pieza que lo convirtiese en un escultor de la talla de los grandes creadores contemporáneos de Italia.

La realización de la falsa antigüedad del Cupido, hoy perdido, le abrió las puertas a la colección del Cardenal Riario, que le pidió el Baco, su primera gran escultura. Y había que continuar presentando las grandes piezas artísticas a los siguientes promotores que se pudieran convertir en esculturas que superasen a las precedentes.

Para mantener esos niveles de calidad había que escoger los mejores materiales. Michelangelo no se podía conformar con la reutilización de bloques de mármol que circulaban por el mercado de Roma. Tenía que acudir al lugar donde él sabía que encontraría la excelencia del mármol para su escultura: las canteras milenarias de Carrara, explotadas desde tiempo de los romanos.

Miguel Ángel Buonarroti partió hasta Carrara en noviembre de 1497, sin importar el frío de los últimos días del otoño. Él mismo seleccionó el bloque perfecto para cumplir su encargo. Es más, estaba tan seguro de su triunfo como artista que adquirió más bloques de mármol.  

Los primeros mármoles, dispuestos para recibir la gubia del escultor, llegaron en barco a Roma en verano de 1498. Los canteros de Carrara contaban con una red de contactos para el transporte del mármol: en barcas por los ríos interiores de Italia y por la costa del Mediterráneo.

Piedad de Miguel Ángel Vaticano
La Piedad de Miguel Ángel del Vaticano

La composición de la Piedad de Michelangelo

Miguel Ángel Buonarroti presentó una escultura de la madre sosteniendo a su Hijo, siguiendo los modelos existentes de la Piedad.

La mujer está sentada, probablemente en una roca del paisaje pétreo que se adivina debajo del volumen de los paños de sus vestidos. Hay una elevación en el suelo pétreo, por la cual queda un pie a más altura que el otro, alzando la rodilla derecha de la Virgen. Así es más fácil que el escultor Michelangelo cree un espacio asimétrico en el que poner la figura de Jesús de forma naturalista y creíble. Los muslos de las piernas de la Madre sostienen el cuerpo de Cristo, en un hueco que forman las curvaturas de la túnica. Así se encuadra el sudario.

La Virgen echa su espalda ligeramente hacia atrás, para equilibrar el peso del cuerpo muerto de Jesucristo. La mano derecha recoge la figura del crucificado recién desclavado, usando un trozo de tela para no tocar el tiempo. La otra mano se abre hacia afuera, subrayando el acto de la presentación del cuerpo de Cristo. La cabeza de María se vuelve hacia delante, resignada por el dolor, que todavía no se manifiesta en su rostro.

El Cristo se acomoda sobre el regazo, sobre las curvas de las telas. La mano derecha cae, mostrando el hueco de la crucifixión en el dorso. El tórax se vuelve hacia su derecha, haciendo visible la señal de la lanzada. La otra mano quizá haya sido recogida por su Madre, colocada en esa posición. Para terminar de equilibrar la figura del Cristo, un pie toca el suelo, mientras que el otro permanece ligeramente avanzado, ya que una rama de un tronco no permite que se recoja la pierna.

Toda la escena se enmarca en una composición triangular, con la cabeza de María como el vértice superior. Un cinturón que atraviesa la camisa de la Virgen señala una diagonal. Mientras, hay una serie de curvas que hacen que el cuerpo de Cristo se acomode en el regazo de la Virgen y en nuestra vista.

La técnica de la Piedad de Miguel Ángel

La Pietà de Miguel Ángel es un contraste entre la tensión de los paños y la suavidad de la piel de la Virgen y Cristo.

Los pliegues de la túnica de María, que van de la cabeza a los pies, son una muestra del dolor y el sufrimiento de la Virgen. Sin embargo, la expresividad de los paños permite adivinar una anatomía bien resuelta, sin ningún invento ingeniado por el escultor. Por muy complejo que sean los pliegues siembre existe un cuerpo, como por ejemplo en el pecho ligeramente abultado por la tensión del cinturón.

Por su parte, la anatomía del Cristo es fluida, con poca tensión en músculos, venas y tendones. Hay que ofrecer un cuerpo muerto verosímil y que no despiste al fiel con su fuerza anatómica. Las proporciones son clásicas, los miembros bien proporcionados y en perfecta armonía. Están las señales del martirio y la Pasión, pero la perfección y belleza del cuerpo nos hablan de una manifestación divina, todopoderosa. Aunque también con un naturalismo divinizado, como un nuevo Apolo convertido en el salvador del cristianismo.

El rostro de la Virgen es joven, idealizado y sobrenatural. Justificó la imagen juvenil en la virginidad de María y la hermosura con cierta frialdad refuerza su divinidad, alejada del mundo humano.

Su expresión es de tristeza y de contención, sin lágrimas ni gestos. Parece que interroga al fiel, mientras acepta la inexorabilidad del sacrificio.

Miguel Ángel ya dominaba la materia del mármol. Con las herramientas adecuadas, como cinceles y hierros curvos, podía definir las calidades de las telas que componen los vestidos de la Virgen. El trépano le permitía abrir huecos entre los pliegues. Las huellas de cada cincel se borraban primero con las escofinas, después con la piedra pómez. El extremo pulido de la superficie acentúa la sensación táctil de pieles y telas.

Con todo Michelangelo consigue una caligrafía que encaja más con las obras del Quattrocento italiano. Aunque esta pieza de la Pietà inaugure con otras como la Última Cena de Leonardo el período clásico del Renacimiento con el Cinquecento italiano.

El significado de la Piedad de Miguel Ángel

La Pietà de Michelangelo es una imagen devocional que quizá no llegase a ver su promotor, ya que el cardenal murió en agosto de 1499.

Toda la técnica y la composición de la escultura están al servicio del mensaje religioso del grupo de la Piedad. El de que la Virgen se vuelve el altar del sacrificio del Hijo del Hombre. María presenta a Jesús, desenclavado y divinizado, con dolor y resignación. El devoto entendería que la Muerte y Resurrección de Cristo redimen los pecados de los fieles.

En julio de 1500, la Piedad, quizá recién terminada, ocuparía la Capilla de Santa Petronila en la antigua basílica constantiniana de San Pedro del Vaticano.

El efecto que produjo la Piedad de Michelangelo fue impresionante. Efectivamente, había reinventado el tema devocional, llevando un tipo de escultura nórdica al lenguaje del clasicismo italiano del Renacimiento. Él mismo recupera esa temática en su vejez, con la Pietà del Duomo de Florencia y la Pietà Rondandini. Sobre las tres Piedades, Antonio Paolucci tiene un excelente libro: Michelangelo. Le Pietà.

La pieza del Vaticano es la única escultura firmada por Miguel Ángel. MICHAEL ANGELUS BONAROTUS FLORENTIN FACIEBAT, dice el cinturón del pecho de la Virgen. Hay una leyenda que cuenta que estas frases las esculpió Miguel Ángel después de escuchar como atribuían su Piedad a otro escultor. No podía quedar duda de su factoría.

El ataque a la Piedad de Michelangelo

La Piedad de Michelangelo sufrió un ataque el 21 de mayo de 1972. Un geólogo australiano de ascendencia húngara, Laszlo Toth, en un arrebato en el que se creía Jesucristo, se acercó a la obra con un martillo. En pocos segundos dio quince golpes al rostro y uno de los brazos de la Virgen.

El brazo y el codo izquierdo quedaron afectados y la nariz totalmente destruida. Gracias a la existencia de dos copias exactas se pudieron reintegrar los fragmentos y añadir los que faltaban.

A partir de entonces, la Pietà del Vaticano se encuentra tras un cristal antibalas.


Réplicas de la escultura de la Piedad de Miguel Ángel en Amazon

La fascinación que produce la Pietà de Michelangelo desde el momento de su colocación en su capilla de San Pedro del Vaticano ha sido constante. Para unos es más que una obra maestra y la consideran como una pieza de devoción que quieren tener cerca.

Para todos aquellos que quieran tener una reproducción de la Piedad de Miguel Ángel existen algunas excelentes copias en venta de la escultura renacentista. La web de Amazon concentra las mejores réplicas de la Piedad de Michelangelo, con piezas muy bien resueltas a pequeña escala.

Por ejemplo, la marca de copias escultóricas Veronese tiene dos modelos diferentes de la estatua de Miguel Ángel, con su blancura marmórea. Los dos son una perfecta obra de artesanía que lleva cada detalle de la obra original miquelangelesca al ámbito de la religiosidad privada.

Una de las obras es una Piedad realizada en piedra sintética, sólida, cuya altura y anchura son poco más de 30 centímetros. La otra Pietà de Miguel Ángel replicada es una pieza de poliresina, mucho más ligera que la anterior, no sólo por el material, sino porque mide unos 16 por 16 centímetros.

Por otro lado, hay una empresa que trabaja en la reproducción de obras religiosas, Holyart. El material es polvo de mármol de Carrara, por lo que esta Piedad se puede dejar incluso en la intemperie. Cada proceso escultórico de su ejecución se deja en manos de un artesano, por eso no se llega a la perfección de Miguel Ángel, aunque se acerca bastante. Las dimensiones son de 25 centímetros de altura.

Por último, Regalos Lluna ha reproducido la Piedad del Vaticano en una pequeña figura de 17 por 16 centímetros. Está realizada en resina, con una decoración a mano de color bronce.

Otras versiones de la Piedad de Miguel Ángel

Más allá de la copia y la reproducción directa de la Pietà de Miguel Ángel, en Amazon se encuentran más versiones de la escultura que inaugura el Renacimiento clásico.

Hay obras fotográficas que colocan la preciosa imagen de la Virgen y su Hijo en una impresión perfecta. Por un lado la empresa especializada Feeling at Home ha realizado una fotografía impresa sobre papel mate, de tamaño 99 por 81 centímetros. También disponen de otras medidas.

Por otro lado, Posterlounge tiene a disposición la fotografía de la Piedad de Miguel Ángel en diferentes impresiones: sobre lienzo, póster, cuadro de PVC, de aluminio…Las medidas también son variables; la más vendida es de 60 por 90 centímetros.

Siguiendo con la inspiración en la Piedad de Michelangelo, hay obras de artesanía como el tapiz de la Pietà, de la empresa Holyart. Fabricado con tejidos de gran calidad, sus medidas son 85 x 65 centímetros.

La última pieza es un lienzo enrollado con la versión propia de la Piedad de Michelangelo, con muchas líneas expresionistas. De tamaños variables, el más vendido es de 82 por 82 centímetros.