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El arte de Miguel Ángel Buonarroti

La Piedad de Florencia de Miguel Ángel: el autorretrato del artista

La Piedad de Florencia de Miguel Ángel nos habla de un Miguel Ángel anciano y atormentado por los acontecimientos que se sucedían en su vida personal y espiritual. A pesar de haber sobrepasado los 75 años de edad, el artista florentino no había perdido un ápice de fuerza ni de calidad a la hora de crear una escultura.

Piedad de Florencia de Miguel Ángel escultura
Piedad de Florencia o Pietà Bandini de Miguel Ángel

Una escultura para la tumba de Miguel Ángel

En 1500 Miguel Ángel había transformado totalmente la representación de la Piedad, con su famosa Pietà del Vaticano. Era un joven escultor casi desconocido, dispuesto a convertirse en el mejor artista italiano contemporáneo.

Cincuenta años después, después de haber afrontado muchos éxitos y otros sinsabores en la vida, Michelangelo Buonarroti volvía a esculpir en el mármol una Piedad.

Igual que la Pietà vaticana tenía como destino una tumba, este conjunto escultórico formaría parte del sepulcro de Miguel Ángel. Esta obra se comenzó hacia 1547.

Una composición escultórica increíble en la Piedad de Miguel Ángel

Volvamos a la Piedad del Vaticano. Allí Miguel Ángel había creado una composición equilibrada con dos figuras que creaban una forma piramidal, con una perfecta conexión entre las partes y una continuidad en las líneas que conforman el grupo. Había superado así a otros escultores y pintores, que habían realizado sus piedades con el cuerpo del Hijo sobresaliendo demasiado del regazo de la Virgen.

Ahora el reto era todavía mayor. Tocaba esculpir en un mismo bloque cuatro figuras. Además de Cristo y la Virgen, aparecen la Magdalena y Nicodemo. El conjunto de la Piedad de Florencia de Miguel Ángel tiene una altura de 2,34 metros, para que tengamos una idea de su tremendo tamaño.

Por tanto, había que contener en un único bloque cuatro personajes bien definidos, proporcionados y bien relacionados entre sí. Y, por supuesto, respondiendo adecuadamente al mensaje que quería ofrecer el escultor Miguel Ángel.

La figura más importante es la de Jesucristo descendido de la Cruz y las tres figuras acompañantes lo rodean y sostienen. Porque no aparece recostado sobre las piernas de la Virgen, como en las clásicas representaciones de la Piedad, sino que es aguantado por el resto para exponer el cuerpo sacrificado en la Pasión.

Si no conociéramos la historia del Evangelio todavía podríamos pensar que se trata de un cuerpo desmayado, tomado con suavidad y amor. Nicodemo recoge a Cristo por su espalda, María Magdalena lo hace por el costado derecho, abarcando desde el brazo hasta la pierna. La Virgen aparece por el otro costado, arrodillada, sujetando con su mano izquierda el cuerpo inerte de Jesús, quizá para depositarlo con delicadeza, quizá para compartir el sufrimiento con él.

La disposición de las figuras en torno a Cristo hace que se planten en diferentes planos: anteriores y posteriores. Esto era algo inédito en la escultura italiana del Renacimiento. Para que cada personaje ocupe su espacio es fundamental la forma del cuerpo de Cristo: su dibujo en ese, la caída de su cabeza sobre el hombro, la torsión hacia atrás del tórax. Sólo así es posible colocar a un lado la Virgen, detrás a Nicodemo y al otro costado la Magdalena. Y todas las figuras activas responden perfectamente con sus movimientos a la caída de la anatomía moribunda del Salvador.

La fuente literaria que inspiró la Piedad de Florencia de Miguel Ángel Buonarroti podría ser un texto de la amiga y compañera del grupo de los Espirituales, Vittoria Colonna. Ella había escrito un Llanto sobre el Cristo muerto donde habla del sacrificio de Jesús.

Pieta Bandini Escultura Florencia Miguel Ángel
Pietà Bandini del Duomo de Florencia de Michelangelo

El non finito de la escultura de la Piedad de Florencia de Miguel Ángel

Sin embargo, el complicado ordenamiento de las figuras llevaba a un problema técnico. Era difícil atacar con los cinceles algunas partes sin encontrar espacios libres para la talla. ¿Cómo acceder a la cabellera del Cristo con la cabeza de la Virgen tocándola? ¿Cómo llegar con las herramientas de escultor por esa maraña de cuerpos, manos, brazos, cabezas?

Así que Michelangelo hizo su habitual proceso escultórico en la Piedad de Florencia o Pietà Bandini. Comenzó por la figura más importante, la de Cristo, en torno a la cual gira la escena de la Pasión. Su rodilla derecha se asoma en el punto más avanzado del bloque, dejando el pie en el suelo y conectándose con la cadera, cubierta por una tela de algodón que resbala, casi transparentándose, por el pubis. El torso está bien desarrollado anatómicamente, con la caída de los músculos un brazo se cae retorcido hacia la rodilla, mientras que el otro queda sostenido por Nicodemo y la Magdalena.

Cristo es el único personaje que merece toda la atención, también en los acabados. Sólo queda por terminar la cabeza, con los cabellos y barba en una fase posterior al último esbozo. La piel está pulida con piedra pómez, probablemente para reflejar la luz del grupo escultórico en el panteón de Miguel Ángel. Sigue siendo un Jesucristo bello, hermoso, un Apolo durmiente, que no se ha descompuesto en el trance de la muerte.

Las otras figuras están en ese proceso de esbozo. El Nicodemo tiene un rostro definido, el único autorretrato de Michelangelo Buonarroti, que se incluía en esta escena de piedad. La Virgen está todavía atrapada en la piedra, aunque se adivina su gesto de amor por el Hijo y dolor por su sufrimiento. Hay belleza y clasicismo incluso recurriendo a los efectos técnicos del non finito. La belleza de Cristo es un espejo de la Belleza de Dios.

Piedad Florencia Miguel Ángel Detalle Escultura
Detalle de la escultura de Miguel Ángel: Cristo, Virgen y Nicodemo

¿Por qué Miguel Ángel rompió la Piedad de Florencia?

El grupo de la Piedad Bandini o Piedad de Florencia de Miguel Ángel está hoy mutilado e incompleto. El brazo izquierdo de Cristo presenta varios fragmentos debidamente pegados, mientras que carece de su pierna izquierda.

Giorgio Vasari, el biógrafo de Michelangelo Buonarroti, cuenta que el propio escultor atacó la estatua. Había una veta que cruzaba la escultura y le producía un defecto incorregible. Sin embargo, esta razón suena bastante increíble. Primero, porque la obra estaba prácticamente terminada, con el pulido del cuerpo de Jesús. Segundo, porque Miguel Ángel ya había trabajado ante estos imprevistos de malformaciones del mármol: en el Esclavo rebelde de El Louvre tuvo que resolver una deformación tectónica.

La historia de Vasari encajaba bien para construir el mito del genio de Miguel Ángel, en el sentido de gran artista y de carácter terrible. Pero hoy nadie la da por cierta.

En realidad, se cree que Miguel Ángel se vio afectado por una serie de acontecimientos. Su querido criado Urbino murió en 1556 y le causó un tremendo dolor, de manera que sus amigos tuvieron que avisar a los familiares del florentino, por el empeoramiento de su salud.

En otros aspectos de lo personal, al viejo Michelangelo tampoco le iba muy bien. Su círculo de amigos, los Espirituales, que promovían una religiosidad más íntima y menos mundana, iban falleciendo, como Vittoria Colonna. O la curia romana con más poder los iba apartando de los puestos de mando, incluso aprisionados, como el cardenal Giovanni Morone. La llegada al papado de Pablo IV no había mejorado su situación como artista, ya que este, en lo personal estaba enfrentado a los Espirituales; y en lo artístico trataba deliberadamente a Miguel Ángel como un funcionario raso que debía acatar sus encargos y no como un gran genio.

Todo coincide con el ambiente del Concilio de Trento (1545-1563), donde no sólo se estaban poniendo las bases de una nueva Iglesia Católica Romana, sino también se analizaba y criticaba el arte del pleno Renacimiento. Miguel Ángel, con su mezcla de lo pagano y lo religioso, estaba en el punto de mira de muchos sacerdotes y teólogos. De hecho, en 1564, Daniele da Volterra tapó la desnudez de las figuras del Juicio Final de la Capilla Sixtina, porque desde su presentación muchos las habían considerado indignas.

Antonio Forcellino plantea en los últimos años una teoría que tiene cierto interés. Que la famosa anécdota de Miguel Ángel martilleando al Moisés exhortándole “¿Por qué no hablas?” fuera en realidad dirigida a la Piedad de Florencia. Porque el Moisés no tiene daños, según se certificó en su restauración, y sí la Pietá Bandini. Podría verse como un ataque de furia e impotencia de Michelangelo, pidiendo la intervención milagrosa de su Cristo, ante el cariz que tomaban los acontecimientos en el ámbito personal y, sobre todo, religioso.

Piedad Florencia Miguel Ángel Autorretrato
Autorretrato de Miguel Ángel en la Piedad de Florencia

Reconstrucción de la Piedad de Florencia de Michelangelo

La Piedad de Florencia nunca ocupó su lugar de decoración de la tumba de Miguel Ángel. El escultor regaló la pieza y sus restos a su último amigo de Roma, Francesco Bandini. Él le encargó al escultor Calcagni la restauración del conjunto escultórico y además terminó la Magdalena.

En 1674 el gran duque Cósimo III adquirió la obra y la llevó a Florencia, manteniendo la Piedad en la cripta de San Lorenzo. En 1721 se trasladó al Duomo de Florencia y hoy se puede visitar en el Museo del Duomo.

Se pueden adquirir las entradas para visitar el Museo del Duomo de Florencia en este enlace.